martes, 4 de enero de 2011


Me puede llevar a navegar como ayer, a sonreír en la amarga existencia del sol que no quiere salir. El mal de la mantequilla me hace resbalar sobre las huellas del ser olvidado, logra capturar mis ojos y esconderlos, mostrando así un ver de saber y de no leer… aun así todo lo contrario al horario de lo escuchado me ve salir por la puerta de atrás, para llegar al comienzo del otro día que no quería.

El Don


Hay un hombre que camina y cuenta las miradas mientras silva una canción y sigue al viento. Este hombre esta cansado de llover entre mares de sol y su vida ya terminara.
Este hombre esta espantado de quienes temen hablar con la verdad y ríe cuando las ofensas no fortalecen ni a la tierra que pisan al andar.
Esta avergonzado de tanto caminar por tierras donde nadie lo quiere y esta aun mas entusiasmado por saber que nadie se quiere ni a si mismo.
El hombre que camina se transforma en árbol, de árbol a flor de flor a girasol, girasol viento y caracol. Caracol es lo que quisiera ser, de igual manera lo pisan al andar.
Pero al morir el hombre estará y en su fin una esperadora lo esperará, que su recuerdo siempre tendrá.


Que alguien me devuelva mis abriles ciegos y perdidos de temor
El alguien que me devuelva el corazón
Cuando descubro la amnesia que causó de pronto y cruzando las calles corro por lo que extravío cada vez que recuerdo los instantes que malogre sin saber porque
La noche es la oscuridad mas tenebrosa de mi imaginación y los colores pesadillas llenas de ilusión
Puertas que abro para aprovechar los cambios que me ofrece el día gastando los zapatos en caminos que no son satélites ni estrellas, mas bien conjuntos de metáforas adversas a mis añoranzas
No recuerdo lo que dije cuando los ladrones me llevaron, hay que vivir como si fuera un tulipán creciendo en un abismo solitario, cerrar los ojos para soltar las raíces en el mar de los lamentos, inevitablemente solo lo mostramos a los indicados cuidando su color sin desteñir lo que logramos